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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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24-06-2012

 

 

 


 

 

Debate nacional sobre drogas  

Un cortafuegos para la pasta base


 

SURda

 

Raúl Zibechi

Desde hace tiempo el gobierno considera a la pasta base como el nudo gordiano a desenredar para establecer una política eficaz hacia las drogas. En ese sentido, la legalización de la marihuana debe entenderse como una suerte de cortafuegos que impida el trasvase de los adictos a la más dañina de las drogas.

"Regular es el término adecuado, más que legalización", explica a Brecha el coordinador de la Junta Nacional de Drogas, Julio Calzada. En su opinión, no se trata de liberalizar, o sea legalizar, sin más, sino sobre todo controlar para evitar que la marihuana siga siendo un paso en el camino hacia la pasta base, que es el consumo considerado como más peligroso por el gobierno.

El apartado "Adecuación normativa para fortalecer la convivencia", difundido el miércoles pasado, establece la necesidad de implementar una "estrategia integral e institucional para actuar sobre las principales consecuencias del consumo de drogas, en particular la pasta base de cocaína". Además, se postula legislar sobre el "narcomenudeo" y la legalización "regulada y controlada de la marihuana". Entre otras medidas se establece también "la internación de adictos", aunque no se señala que vaya a hacerse de modo compulsivo, como se había especulado días atrás.

APUESTA FUERTE. Aunque Uruguay no será el primer país del mundo en quitar la marihuana del ámbito delictivo, el Estado oriental será el primero en proponerse producirla legalmente. Sin duda una apuesta fuerte que mueve el tablero y fuerza al sistema político a entrarle a un debate que hace tiempo nació y creció en la sociedad.

En las últimas décadas ha habido cambios legales importantes en muchos países. Holanda es de algún modo el punto de referencia obligado, ya que desde 1978 tomó el camino de separar el mercado de marihuana del de la heroína. "El resultado fue tan bueno que Holanda tuvo una incidencia mucho menor de la crisis de sida en los años ochenta", explica Calzada. "Nuestra propuesta de separar ambos mercados de alguna manera se inspira en esa experiencia. Porque los consumidores de marihuana acudían al vendedor y unos cuantos terminaban comprando heroína si no había marihuana, pero además se pudo avanzar en el control sanitario de los usuarios."

En la actualidad, empero, el principal referente es Portugal, donde fue despenalizado el consumo sin que se registraran efectos negativos. "En Uruguay el consumo nunca estuvo penalizado, de modo que no vamos a poder hacer esa comparación, cosa que podrán hacer los argentinos cuando despenalicen el consumo de marihuana", sigue Calzada.

Un caso diferente es el de Australia, que mantiene formas de regulación a través del cultivo para el consumo personal desde la década de 1980. Según Calzada, "se trata de una experiencia muy similar a la que se plasma en la iniciativa de ley de los diputados (Luis) Lacalle Pou y (Sebastián) Sabini, pero en paralelo existen muchas modalidades de regulación en diversos estados de Estados Unidos, que es donde está la mayor producción y el mayor consumo de marihuana del mundo".

La diplomacia de Uruguay está llevando su posición sobre las drogas a diversos foros mundiales. El flamante embajador ante las Naciones Unidas, Milton Romani, quien estuvo al frente de la Junta Nacional de Drogas durante el gobierno de Tabaré Vázquez, destaca en conversación con Brecha que la propuesta se apoya en tres ejes: "La adecuada integración del sistema de derechos humanos a la política de fiscalización de drogas; la participación de la sociedad civil en el diseño de las políticas internacionales, tanto en las Naciones Unidas como en la oea; y la apertura de un debate democrático amplio para rever la política de fiscalización a nivel internacional y regional que trascienda la regulación de los mercados a través de la ley penal".

RIESGO GEOPOLÍTICO. En la reciente Cumbre de Cartagena se registró una inédita convergencia de críticas a la guerra contra las drogas impulsada por Estados Unidos por parte de países que tienen gobiernos muy distintos, como Colombia y Guatemala, por un lado, y Bolivia y Uruguay por otro. "La Cumbre de Cartagena le dio un mandato a la oea para hacer un profundo estudio de revisión de las políticas actuales sobre drogas, en colaboración con el bid y la Organización Panamericana de la Salud", explica Romani.

Destacó en ese sentido que "una política de drogas que basa la regulación en la ley penal ha demostrado que es insuficiente y ha generado daño", y recordó que el presidente conservador Juan Manuel Santos dijo en esa oportunidad que "el problema de las drogas es como un colchón de agua, pisas en un lado y se levanta en el otro".

La propuesta elevada por el gobierno, de convertir al Estado en productor y distribuidor de marihuana, no sólo ha sido criticada por la oposición sino que tiene aún un largo trayecto para ser precisada y detallada, con el objetivo expresado por Calzada de "garantizar que no se produzcan desvíos al mercado negro nacional o regional". Una realidad geopolítica que impide que un solo país tome una medida de ese tipo sin que se corra el riesgo de afectar a toda la región que, se espera, se encaminará en el mismo sentido en los próximos años

"El término legalización da lugar a interpretaciones de lo más diversas, como que se podrá comprar marihuana en el almacén, cosa que no es cierta", argumenta Calzada. La regulación abarcará todo el circuito, desde el financiamiento, la producción y la distribución, hasta la venta, aunque ésta no quedaría en manos del Estado. Según la Quinta Encuesta Nacional de Hogares sobre Consumo de Drogas, difundida en mayo pasado, hay unos 75 mil consumidores habituales de marihuana, o sea personas que consumen entre 30 y 60 cigarrillos al mes (unos 30 gramos). Si se consideran los usuarios "experienciales", la cifra trepa a los 130 mil.

Aunque todavía no está claro cómo, el gobierno se plantea establecer un registro de usuarios, lo que significa que los compradores deberán mostrar su cédula de identidad para acceder al producto. De este modo, cuando los usuarios vayan a comprar no correrán el riesgo de que les ofrezcan otra droga, como puede suceder actualmente. La separación de ambos mercados es fruto de una larga experiencia avalada por estudios de campo.

"Todos los consumidores de pasta base han sido antes consumidores de marihuana", asegura Calzada. El camino que lleva a la pasta comienza por el alcohol, al que se accede desde los 12 o 13 años, sigue por el cigarrillo, cuya edad de iniciación se sitúa en torno a los 15, y sigue por la marihuana, que se empieza a consumir masivamente a los 17. Apenas una pequeña cantidad sigue el recorrido, ya que hay entre 5 mil y 7 mil consumidores de pasta base.

"Cuando se interdicta un gran cargamento de marihuana el precio sube y ahí algunos se pasan a la pasta base", dice Calzada para explicar cómo funcionaría el "cortafuegos". Recuerda, no obstante, que si bien el gran problema es la pasta base, la marihuana tiene efectos negativos para la salud y existe en la población muy baja percepción de riesgo respecto al cannabis y al alcohol.

ATENCIÓN A LOS USUARIOS. El documento gubernamental establece cinco mecanismos de atención a los usuarios de pasta base. Los Equipos Hospitalarios de Respuesta Inmediata en Crisis Adictivas permitirán la internación del adicto durante tres a siete días hasta que desaparezca el cuadro crítico. Se instrumentarán dos en los hospitales Maciel y Policial y luego se crearán otros en el Interior.

En paralelo se crearán diversos "dispositivos de proximidad", como centros de escucha y derivación y consultorios móviles, en base a la experiencia que se viene acumulando desde 2007 por varias ONG centradas en el trabajo de calle y comunitario. En Montevideo funcionan en Casavalle, La Teja y Cruz de Carrasco, y acompañan el proceso de desintoxicación.

Mediante estos mecanismos se piensa llegar a 1.970 usuarios de pasta base, alrededor del 30 por ciento del total, de los cuales 780 serán atendidos por centros diurnos, 120 serán adictos privados de libertad, 520 serán intervenciones de proximidad y emergencia y otros 550 estarán en centros de internación. Supone una ampliación del universo que atienden hoy el Mides, asse, la Junta Nacional de Drogas y el msp.

Calzada sostiene que el consumo de pasta base se ha estabilizado y sufre una leve tendencia decreciente, mientras crece fuertemente el consumo de alcohol y levemente los consumos experienciales de marihuana y cocaína. "Hemos vivido cambios culturales muy importantes que se relacionan con el uso del tiempo libre, los horarios de apertura de los bares y el control familiar, que llevan a que las personas de 15 a 17 años sean las más expuestas y las más vulnerables cuando consumen sustancias psicoactivas. Aunque defendemos la libertad de las personas para elegir su vida, no podemos permanecer indiferentes cuando registramos que uno de cada tres jóvenes tiene episodios de intoxicación etílica aguda en los últimos 15 días, cuando en 2006 eran uno de cada cuatro", concluyen.

 

Fuente: http://www.brecha.com.uy/inicio/item/10548-un-cortafuegos-para-la-pasta-base

 

 

 





 



 
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